Anonymous, más allá de la máscara


Acabo de leer este articulo en el ABC, y aunque hay información que no es del todo correcta - hispania ya estaba en AnonOps pero se puso en AnonNet porque los servidores de IRC eran atacados casi a diarios - y no comporta algunas cosas de las que se comentan, está bastante bien.   

Extraido de:


«El staff de AnonWorld ha decidido dar por finalizada esta etapa y cerrar sus servidores (...) Nuestras únicas motivaciones para retirarnos es que no tenemos tiempo para nuestras familias». Este mensaje fue subido a un blog el pasado 9 de junio, poco después de la detención de los tres administradores de chats de Anonymous en España. Las caretas optaron por la retaguardia. Están acusados de atacar numerosas webs, de bancos, ministerios y gobiernos árabes antes de su penúltima acción: la ofensiva contra la página de la Junta Electoral Central, a cuatro días de las elecciones del 22-M. Los tres arrestados —un marino mercante de Gijón y dos parados de Alicante y Barcelona con notables conocimientos informáticos— quedaron en libertad con cargos. No se habían visto jamás las caras, aunque han compartido cientos de horas en la Red. «Dos de ellos se habían cruzado sus teléfonos», explican fuentes policiales; toda una concesión teniendo en cuenta la discreción en la que se amparan estos ciberactivistas, justicieros de la transparencia, la libertad de expresión y los derechos humanos. O eso afirman. «Busco socializarme con la gente», escribía en el chat uno de los piratas.

Durante toda la semana las ciberamenazas de supuestos «anonymous» con sus inequívocas máscaras, su estética tecnológica y su voz metalizada se han multiplicado. La banda sonora de «Réquiem por un sueño» actúa de telón de fondo. Amenazas descarnadas a la Policía, al Ministerio de Defensa, a la OTAN, a los sindicatos. Siempre sin rostro y siempre en la Red. «El 5 de noviembre será recordado por todos. Movilizaremos a todo el país provocando el colapso total de las instituciones que vulneren los derechos de los ciudadanos», reza uno de los mensajes. En otro advierten de la protesta que se llevará a cabo contra la censura ese mismo día: «Recuerden, el 5 de noviembre, conspiración, pólvora y traición».

Enmascarar las conexiones

¿Y detrás quién hay? Una legión de seguidores —«no son tantos, aunque lo aparentan»— precisan fuentes policiales, con su carga de globalidad, retórica, activismo y perfiles difusos. Se legitiman con el argumento de que tienen muchos adeptos, pero los comprometidos, los dinamizadores son pocos, entre 1.000 y 2.000 miembros en un cálculo generoso. La ciberprotesta no es cuestión de usuarios reales, sino de programas que amplifican los efectos. El anonimato es su gran baza: no dan la cara y además enmascaran sus conexiones. El cambio de «nick» (alias) es una constante. Con estos ingredientes, seguirles el rastro complica al mejor experto.

«No son delincuentes al uso, pero sí existe un componente de vandalismo. Colapsar un servidor sería como montar una barricada o quemar contenedores en la calle», explica el jefe de Delitos Informáticos de la Guardia Civil, el comandante Juan Salom. La reacción de los tres detenidos tras quedar en libertad con el mensaje «de retirada» avala su inexperiencia criminal. «Siempre que sea cierto y no obra de un impostor, claro», recalcan fuentes de la investigación.

«Somos una legión, no perdonamos, no olvidamos, espéranos. Anonymous». Es el grito de guerra con el que cierran sus comunicados. Su origen es incierto, pero su activismo inicial y su repercusión pública comenzó en 2008 con el ataque a páginas de la Iglesia de la Cienciología, a la que acusan de oscurantista y censora. Dos años antes ya habían hecho sus pinitos. El «affaire» Julian Assange y la defensa cerrada de Wikileaks en diciembre del año pasado los catapultó definitivamente y ya envalentonados acabaron en terreno español con los bombardeos a las webs del Congreso, Cultura, PSOE y la SGAE con motivo de la Ley Sinde. Los ataques empezaron desde el canal 4Chan, emblema original.

Al servidor central del movimiento, en Estados Unidos, una red de chat conocida como Anonops, desde el que se lanzaron ataques globales a webs de Visa, Paypal y Mastercard le surgieron herederos en España. «Se creó el servidor AnonWorld, de habla hispana, controlado por los ahora detenidos, pero surgieron discrepancias entre ellos y montaron Anonnet —concretan fuentes policiales—. Son canales secretos e invisibles, controlados por los administradores para organizar estrategias y llevar a cabo los ataques». Los dos canales hispanos los cancelaron después de los arrestos y han vuelto al original americano. Las iniciativas que se aprueban tras votarlas los seguidores —colapsar la página de la Junta Electoral o de Cultura— se van transmitiendo luego por blogs y webs del movimiento hasta acabar en los perfiles individuales de las redes sociales más conocidas, como Twitter o Facebook.

No tienen cúpula y la Policía lo sabe, de ahí que el jefe de la Brigada de Investigación Tecnológica (BIT) de la Policía, Manuel Vázquez, precisara en rueda de prensa: «No hablamos de una cúpula jerárquica, sino funcional», que planifica los ataques. No estamos, por tanto, ante una masa amorfa y sin cabeza como ellos argumentan. «Podemos hablar de dinamizadores, de gente más implicada que otra», matiza el comandante Salom. Las células se entremezclan de forma bastante aleatoria, si bien es cierto, y así ha quedado probado, que el administrador tiene capacidad de movilizar. En un blog de Anonymous se explica: «Mugen y Wicker» —dos de los los alias que utilizaban José María Zaragoza, detenido en Barcelona y Yuri David López, en Alicante— controlaban el Hive (modo colmena) donde acceden los Loic —el programa que utilizan para colapsar páginas— y una persona lo configura para atacar una web». Fue en el asalto a la página de la Junta Electoral. Según la Policía, querían repetir con «V Votaciones», horas antes de las elecciones cuando pusieron en el punto de mira las webs de PSOE, PP y CiU. El autor del blog lo que explica es que estas dos personas, administradores, fueron quienes manejaron cientos de conexiones para que todos los que estaban de acuerdo asaltaran a la vez el objetivo.

Espías y antisistema

Otro ejemplo de esa «cúpula funcional» o «staff», según prefieren ellos, lo tenemos en Rodrigo Tuero, el tercer detenido. El marino mercante de Gijón contrató el dominio desde el que se lanzó la «operación hipoteca» contra el BBVA a través de una empresa alemana y con nombre falso. «No les conviene admitir que hay administradores porque eso va contra sus intereses», insisten desde la Brigada de Investigación Tecnológica.

¿Son «hackers»? «Algunos; la mayoría, no. Un “hacker” es un delincuente informático que diseña una estructura técnica para cometer delitos (infectar ordenadores, controlar equipos, robar datos...); son espías y cuentan con conocimientos técnicos, pero a los auténticos expertos informáticos, que los hay de primera fila en España, a esos no los coges», coinciden los especialistas de Policía y Guardia Civil. Sostienen que en el fondo son «antisistema, están en contra de todo». Y en eso, afirman fuentes policiales, se mimetizan con las protestas del 15-M.

Las conversaciones de «Wicker», «Seraf» y «Dermuler», tres de sus alias, seguidas con minuciosidad por los agentes de la BIT, proporcionan pistas. El último, el marino mercante, se jactó de «disponer de una red pública de entre 3.000 y 4.000 ordenadores infectados». De hecho hay una vía de investigación abierta porque si se da credibilidad a esta versión supone que los ataques no son solo de gente que pone sus equipos al servicio de los administradores, sino que tenían «zombies», ordenadores controlados.
El viernes 10 la Policía anunciaba las detenciones. Al día siguiente la web del Cuerpo sufrió un ataque de denegación de servicio, que se gestó a través del canal de chat internacional de Anonymous. Unas horas antes servicios policiales que siguen sus «hazañas» en todo el mundo detectaron que se preparaba la ofensiva y avisaron a sus colegas españoles. El chat estaba en inglés y lo captó un policía polaco. «Montaron un ataque a una web que no es precisamente endeble en menos de 24 horas, pero claro no tienen capacidad organizativa», ironizan las fuentes.

Los expertos tienen dudas sobre la evolución de este vandalismo informático. «Irán a más o no, según se les permita. En eso el paralelismo entre Anonymous y el 15-M es evidente». Hay quien opina que todavía no se han quitado la careta.

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